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Guía de estudio de la Biblia  / Abril - Junio 2012
Guía de estudio de la Biblia  / Abril - Junio 2012

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Guía de estudio de la Biblia / Abril - Junio 2012

Marca ASOCIACIÓN CASA EDITORA SUDAMERICANA

SKU 9081840

EAN 9789875679054

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 Evangelismo y testificación ¿Por qué nuestra iglesia?               Aunque los expertos no están de acuerdo en el número exacto, una cosa es cierta: hoy existen muchos credos protestantes. Centenares; tal vez, miles.             Esto nos lleva a preguntas tales como: ¿Por qué hay una Iglesia Adventista del Séptimo Día? ¿Cuál es nuestro propósito? ¿Qué relevancia tenemos?             La respuesta es sencilla: Dios suscitó esta iglesia para proclamar la “verdad presente”, los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6 al 12.             Sí, existen muchas iglesias, y muchas de ellas tienen programas de evangelización agresivos. Pero, en última instancia, hay solo una iglesia que específicamente proclama los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14. Esa iglesia es la nuestra, y por ello estamos aquí. Punto.             De este modo, sea lo que fuere lo que nuestra iglesia haga, lo primero y más importante es que, con toda intención, procuremos conducir a tantas personas como sea posible al Reino eterno de Dios. Sea que lo llamemos “esparcir el mensaje”, “evangelizar al mundo”, o predicar la “verdad presente”, nuestra tarea central es contar la historia de Jesús con la intención de que la gente acepte a Jesús como su Salvador, y las personas lleguen a ser discípulos y sean también discipuladores.             Aunque la mayoría de las iglesias están involucradas en muchas actividades, e idealmente todas esas actividades son buenas y útiles, nuestro desafío debe ser que todo lo que hagamos como iglesia esté relacionado con la tarea central de alcanzar a los perdidos con el “evangelio eterno” (Apoc. 14:6) y todo lo que implica.             Por supuesto, aun con los beneficios de la tecnología moderna, la tarea es enorme. Y, cuando todo se ha dicho y hecho, la tarea recae sobre millones de voluntarios motivados por el amor a Dios y a la humanidad perdida, amor por aquellos cuyos pecados llevó Jesús en la cruz, así como cargó también con los nuestros.             Aunque la evangelización y la testificación son la responsabilidad personal de cada uno de los creyentes, todo el cuerpo de los creyentes adventistas (la iglesia) también tiene una responsabilidad corporativa. Mientras cada feligrés contribuye a las metas y las estrategias evangelizadoras de su iglesia local, se ganan almas preciosas para Cristo. Y aquí hay un punto que no puede ser enfatizado demasiado: si eso no se hace en el nivel de la iglesia local, sencillamente no se hará.             En el contexto de la extensión hacia otros, comprender los dones espirituales también es importante. Sin embargo, es vital no solo animar a los feligreses a descubrir qué dones espirituales poseen, sino también presentarles oportunidades para ejercitarlos. La Creencia Fundamental Nº 16 dice en parte: “Dios concede a todos los miembros de su iglesia, en todas las edades, dones espirituales, los cuales cada miembro debe usar en el ministerio de amor para el bien común de la iglesia y la humanidad. Dados por la agencia del Espíritu Santo, el cual reparte a cada miembro según su voluntad, los dones proveen todas las capacidades y los ministerios que necesita la iglesia para cumplir sus funciones divinamente ordenadas” ( Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, [Buenos Aires, Asociación Casa Editora Sudamericana, 1988], p. 236).             Una comprensión de la historia del evangelio, unida a una conexión personal con Jesucristo, capacitará a las personas para trabajar con la motivación correcta a fin de salvar almas. La evangelización y la testificación, es decir, actividades misioneras, deberían ser motivadas por una respuesta de amor, no por temor o por culpa.             Como con cualquier otro estudio, las lecciones de este trimestre ayudarán a aumentar el almacén de conocimientos bíblicos de cada uno. Eso es bueno, pero la meta no es solo la de ganar conocimiento, no importa cuán maravilloso sea este. La meta es que usemos ese conocimiento para el bien y, en este contexto, el mayor bien es dar a quienes afrontan la destrucción eterna la oportunidad de obtener la vida eterna.             Esa es la razón de ser de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. ¿Qué mejor razón podría habe
  • año2012
  • formato
  • formato digital
  • género literario
  • idiomaspa
  • isbn9789875679054
  • no de páginas0
  • sinopsis Evangelismo y testificación ¿Por qué nuestra iglesia?               Aunque los expertos no están de acuerdo en el número exacto, una cosa es cierta: hoy existen muchos credos protestantes. Centenares; tal vez, miles.             Esto nos lleva a preguntas tales como: ¿Por qué hay una Iglesia Adventista del Séptimo Día? ¿Cuál es nuestro propósito? ¿Qué relevancia tenemos?             La respuesta es sencilla: Dios suscitó esta iglesia para proclamar la “verdad presente”, los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6 al 12.             Sí, existen muchas iglesias, y muchas de ellas tienen programas de evangelización agresivos. Pero, en última instancia, hay solo una iglesia que específicamente proclama los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14. Esa iglesia es la nuestra, y por ello estamos aquí. Punto.             De este modo, sea lo que fuere lo que nuestra iglesia haga, lo primero y más importante es que, con toda intención, procuremos conducir a tantas personas como sea posible al Reino eterno de Dios. Sea que lo llamemos “esparcir el mensaje”, “evangelizar al mundo”, o predicar la “verdad presente”, nuestra tarea central es contar la historia de Jesús con la intención de que la gente acepte a Jesús como su Salvador, y las personas lleguen a ser discípulos y sean también discipuladores.             Aunque la mayoría de las iglesias están involucradas en muchas actividades, e idealmente todas esas actividades son buenas y útiles, nuestro desafío debe ser que todo lo que hagamos como iglesia esté relacionado con la tarea central de alcanzar a los perdidos con el “evangelio eterno” (Apoc. 14:6) y todo lo que implica.             Por supuesto, aun con los beneficios de la tecnología moderna, la tarea es enorme. Y, cuando todo se ha dicho y hecho, la tarea recae sobre millones de voluntarios motivados por el amor a Dios y a la humanidad perdida, amor por aquellos cuyos pecados llevó Jesús en la cruz, así como cargó también con los nuestros.             Aunque la evangelización y la testificación son la responsabilidad personal de cada uno de los creyentes, todo el cuerpo de los creyentes adventistas (la iglesia) también tiene una responsabilidad corporativa. Mientras cada feligrés contribuye a las metas y las estrategias evangelizadoras de su iglesia local, se ganan almas preciosas para Cristo. Y aquí hay un punto que no puede ser enfatizado demasiado: si eso no se hace en el nivel de la iglesia local, sencillamente no se hará.             En el contexto de la extensión hacia otros, comprender los dones espirituales también es importante. Sin embargo, es vital no solo animar a los feligreses a descubrir qué dones espirituales poseen, sino también presentarles oportunidades para ejercitarlos. La Creencia Fundamental Nº 16 dice en parte: “Dios concede a todos los miembros de su iglesia, en todas las edades, dones espirituales, los cuales cada miembro debe usar en el ministerio de amor para el bien común de la iglesia y la humanidad. Dados por la agencia del Espíritu Santo, el cual reparte a cada miembro según su voluntad, los dones proveen todas las capacidades y los ministerios que necesita la iglesia para cumplir sus funciones divinamente ordenadas” ( Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, [Buenos Aires, Asociación Casa Editora Sudamericana, 1988], p. 236).             Una comprensión de la historia del evangelio, unida a una conexión personal con Jesucristo, capacitará a las personas para trabajar con la motivación correcta a fin de salvar almas. La evangelización y la testificación, es decir, actividades misioneras, deberían ser motivadas por una respuesta de amor, no por temor o por culpa.             Como con cualquier otro estudio, las lecciones de este trimestre ayudarán a aumentar el almacén de conocimientos bíblicos de cada uno. Eso es bueno, pero la meta no es solo la de ganar conocimiento, no importa cuán maravilloso sea este. La meta es que usemos ese conocimiento para el bien y, en este contexto, el mayor bien es dar a quienes afrontan la destrucción eterna la oportunidad de obtener la vida eterna.             Esa es la razón de ser de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. ¿Qué mejor razón podría haber?      
  • tipo contenido
  • tipo libroElectrónico

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