Operación Zodíaco

María Eva Duarte de Perón fue endiosada por una gran parte de la población hasta convertirla en Evita: la abanderada de los humildes. Otra parte de la sociedad la denostaba y atacaba sin descanso ni piedad. Les resultaba irritante, molesta y peligrosa. Peligrosa para los opositores y también para algunos miembros del gobierno. Su encendido discurso provocaba temor en nuestro país y en la gran potencia del Norte. Algunos furiosos antiperonistas, junto con algunos miembros de un servicio secreto extranjero, coincidieron en que esa mujer debía desaparecer definitivamente. Pero una muerte violenta seria el motivo que muchos fanáticos esperaban para desatar una guerra civil que acabaría para siempre con la burguesía y los enemigos de la patria peronista. Será la ciencia médica la que les proporcionará una alternativa silenciosa y “natural “: sólo se le debía inyectar la cepa de una enfermedad mortal. Pero Evita rechazaba a los médicos y temía a los medicamentos. Los complotados se encontraban ante un problema de difícil solución, porque la paciente debía prestar su consentimiento para que se le aplicara la inyección con la dosis letal. La solución les llegará debido a una decisión del gobierno Peronista y Eva Duarte aceptará voluntariamente ser inoculada por la cepa que le provocara un final “natural”, lento, cruel y definitivo.