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Heráldica oficial de la provincia de Córdoba
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SKU 9050167
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EAN 9788499863566
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- Descripción
- Especificaciones
El adalid medieval hizo pintar en su escudo signos de fácil interpretación, como los injustamente denostados muebles parlantes, o maravillosos o abstractos como los provenientes de dar color a la escarbucla o estructura metálica que refuerza el exterior y ensambla las tablas de madera que daban forma al escudo, originando las piezas fundamentales del blasón. El luchador, presente en batallas y en justas y torneos (a veces adoptando armas caprichosas, ajenas a las familiares, para evitar la vergu¨enza de la estirpe si era derribado), plasmó su patrimonio simbólico (signo parlante de su apellido, proeza militar...) en su escudo y en otros soportes para poner en sobreaviso al adversario sobre la calidad de quien le hacía frente, contribuyendo a quebrantar su moral y, desde luego, para facilitar su identificación y favorecer la obediencia y el socorro al quedar resguardado su anonimato bajo la celada y el nasal. Del mismo modo, las milicias concejiles -el oficial al mando según cada fuero particular- levadas por señorío o realengo llevaban las armas de quienes las mandaban o las propias, ganadas en refriegas campales, defendiendo cercas o manteniendo huestes. En la actualidad, como en el caso de la heráldica oficial de la provincia de Córdoba (España), los escudos son embajadores pacíficos de particularidades e idiosincracias.
- año2012
- formato
- formato digital
- género literario
- idiomaspa
- isbn9788499863566
- no de páginas462
- sinopsisEl adalid medieval hizo pintar en su escudo signos de fácil interpretación, como los injustamente denostados muebles parlantes, o maravillosos o abstractos como los provenientes de dar color a la escarbucla o estructura metálica que refuerza el exterior y ensambla las tablas de madera que daban forma al escudo, originando las piezas fundamentales del blasón. El luchador, presente en batallas y en justas y torneos (a veces adoptando armas caprichosas, ajenas a las familiares, para evitar la vergu¨enza de la estirpe si era derribado), plasmó su patrimonio simbólico (signo parlante de su apellido, proeza militar...) en su escudo y en otros soportes para poner en sobreaviso al adversario sobre la calidad de quien le hacía frente, contribuyendo a quebrantar su moral y, desde luego, para facilitar su identificación y favorecer la obediencia y el socorro al quedar resguardado su anonimato bajo la celada y el nasal. Del mismo modo, las milicias concejiles -el oficial al mando según cada fuero particular- levadas por señorío o realengo llevaban las armas de quienes las mandaban o las propias, ganadas en refriegas campales, defendiendo cercas o manteniendo huestes. En la actualidad, como en el caso de la heráldica oficial de la provincia de Córdoba (España), los escudos son embajadores pacíficos de particularidades e idiosincracias.
- tipo contenido
- tipo libroElectrónico
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