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El tesoro de los franceses
Vendido por Sanborns
SKU 8994332
Marca ALMUZARA
EAN 9788416100453
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- Descripción
- Especificaciones
"Mi cadáver se encuentra colgado boca abajo, atado por los tobillos en una fuerte rama de encina... Como mandan los cánones de esta guerra calurosa, reseca, polvorienta e inútil, desde mi vientre abierto en canal pende sobre mi pecho y mi rostro un amasijo formado por mis propias vísceras, que ya se han hinchado y se encuentran cubiertas de moscas. En las horas que llevo aquí ya he aprendido que las moscas y otros insectos prefieren comenzar su tarea devorando ojos, encías y lengua. Otros bichos más osados llegan a penetrar por los profundos intersticios de la cabeza para dar cuenta del cerebro y de las mucosas que hallan a su paso. No estoy solo sirviendo de manjar en este festín involuntario, otros seis compañeros de armas me acompañan en tan innoble postura... No es necesario explicar que todo cuanto los sudorosos, grasientos y cetrinos guerrilleros que nos atacaron consideraron que nos sobraba y que colgaba de nuestros cuerpos nos fue cortado o arrancado previamente en vida. Luego se lo echaron de comer a sus galgos y mastines, que, a juzgar por la prisa con que terminaron con nuestros despojos -desde las manos, las orejas y la nariz hasta los pies, por no entrar en más detalles- se podía deducir que estaban acostumbrados a tales viandas."
- año2014
- formato
- formato digital
- género literario
- idiomaspa
- isbn9788416100453
- no de páginas0
- sinopsis"Mi cadáver se encuentra colgado boca abajo, atado por los tobillos en una fuerte rama de encina... Como mandan los cánones de esta guerra calurosa, reseca, polvorienta e inútil, desde mi vientre abierto en canal pende sobre mi pecho y mi rostro un amasijo formado por mis propias vísceras, que ya se han hinchado y se encuentran cubiertas de moscas. En las horas que llevo aquí ya he aprendido que las moscas y otros insectos prefieren comenzar su tarea devorando ojos, encías y lengua. Otros bichos más osados llegan a penetrar por los profundos intersticios de la cabeza para dar cuenta del cerebro y de las mucosas que hallan a su paso. No estoy solo sirviendo de manjar en este festín involuntario, otros seis compañeros de armas me acompañan en tan innoble postura... No es necesario explicar que todo cuanto los sudorosos, grasientos y cetrinos guerrilleros que nos atacaron consideraron que nos sobraba y que colgaba de nuestros cuerpos nos fue cortado o arrancado previamente en vida. Luego se lo echaron de comer a sus galgos y mastines, que, a juzgar por la prisa con que terminaron con nuestros despojos -desde las manos, las orejas y la nariz hasta los pies, por no entrar en más detalles- se podía deducir que estaban acostumbrados a tales viandas."
- tipo contenido
- tipo libroElectrónico
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