Frijoles Refritos

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Frijoles Refritos: Historia, Origen y Datos

Los frijoles refritos son un ícono culinario con profundas raíces en la historia mesoamericana. Su evolución combina técnicas ancestrales con adaptaciones posteriores a la colonización.

Origen prehispánico

El frijol (Phaseolus vulgaris) se domesticó hace 8,000 años en Mesoamérica, siendo base alimenticia de aztecas, mayas y otras culturas. Las primeras preparaciones incluían frijoles hervidos en ollas de barro, mezclas con maíz y chiles, y molido en metates para hacer pastas.

Surgimiento de la técnica "refrita"

La fritura posterior apareció tras la introducción europea de manteca de cerdo en el siglo XVI, sartenes de metal y técnicas culinarias ibéricas. El término "refrito" proviene del español antiguo donde "re-" intensifica la acción, no indica doble fritura. Esta confusión lingüística se popularizó por traducciones al inglés como "refried".

Consolidación como platillo nacional

En el siglo XIX ya era guarnición esencial: acompañante de carnes y antojitos, base para enfrijoladas y molletes. Su versatilidad regional usa variedades locales como negros en Oaxaca con hoja de aguacate, pintos en el norte con chorizo y bayos en el centro con epazote.

Patrimonio cultural vivo

Hoy representan el 70% del consumo nacional de leguminosas y tienen más de 50 preparaciones registradas. La técnica ha sido declarada Patrimonio Inmaterial en Veracruz. Este platillo sintetiza 8 milenios de historia agrícola y mestizaje culinario, manteniéndose como pilar gastronómico con 16 kg anuales per cápita consumidos hasta 1980.

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Frijoles Refritos: Tipos y Variaciones

Frijoles Refritos: Un clásico de la cocina mexicana, los frijoles refritos ofrecen una deliciosa versatilidad que se adapta a diferentes gustos y regiones. Estos se pueden preparar con una variedad de frijoles, tales como:

  • Frijoles Negros: Predominantes en la cocina yucateca, a menudo preparados con manteca de cerdo y epazote, son perfectos para acompañar carnes asadas.
  • Frijoles Pintos: Comunes en el norte de México, ideales para burritos y tostadas.
  • Frijoles Bayos: Con una textura más cremosa, populares en el centro del país.
  • Frijoles Rojos: Una opción moderna y colorida en algunas recetas.

Variaciones Regionales: Los frijoles refritos presentan técnicas y estilos diversos:

  • Colados: Con una textura suave y chile habanero, típicos de Yucatán.
  • Estilo Ranchero: Con caldo especiado y chipotle, comunes en el norte de México.
  • Clásicos: Refritos dos veces en manteca, de textura densa y sabor tradicional.
  • Volteados: Menos grasosos y de consistencia más líquida, populares en Centroamérica.

Modificaciones Comunes: La receta puede enriquecerse con una variedad de ingredientes adicionales:

  • Proteínas: Como chorizo, tocino picado o carne deshebrada.
  • Lácteos: Como queso fresco (cotija, panela) o crema ácida.
  • Vegetales: Agregando maíz tierno, chiles secos o cebolla caramelizada.
  • Hierbas: Cilantro fresco o epazote para un toque aromático.

Los frijoles refritos son sumamente adaptables, permitiendo múltiples estilos de cocción, desde la lenta en olla hasta la rápida usando frijoles enlatados. Pueden variar en textura desde un puré suave hasta consistencias más gruesas. Este platillo esencial sigue siendo un componente fundamental en la deliciosa diversidad de la gastronomía mexicana.

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Conoce más sobre Frijoles Refritos

¿Por qué se llaman "refritos" si no se fríen dos veces?

El término proviene del español antiguo, donde el prefijo "re-" funciona como intensificador. Así, "refritos" significa freírlos minuciosamente hasta lograr una textura cremosa, no repetir el proceso.

¿Son saludables los frijoles refritos?

Sí, siempre que se controle el tipo de grasa utilizada:
  • Evita la manteca de cerdo o grasas trans: Opta por aceites vegetales como el de oliva o aguacate para reducir grasas saturadas.
  • Alto en fibra y proteína: Una porción de 100 g aporta 6 g de fibra (21% del valor diario) y 5 g de proteína.
  • Bajo índice glucémico: Ideal para personas con diabetes (IG: 38).

¿Cómo elegir la mejor versión comercial?

  • Revisa la etiqueta: Evita productos con conservantes artificiales o alto sodio (más de 300 mg por porción).
  • Textura clave: Deben ser cremosos, sin grumos ni exceso de líquido.

¿Cuál es el método tradicional de preparación?

  1. Cocina frijoles pintos con cebolla y ajo hasta ablandar.
  2. Machácalos y fríe en manteca o aceite con especias como comino.
  3. Añade caldo de cocción para ajustar consistencia.
Variante saludable: Sustituye la manteca por aceite de oliva y agrega chiles para sabor sin grasas extras.

¿Cómo almacenarlos correctamente?

  • Sin abrir: Hasta 2 años en lugar fresco y oscuro.
  • Abiertos: Refrigerar en recipiente hermético y consumir en 3-4 días.
  • Congelación: Hasta 3 meses en bolsas selladas.

¿Qué hacer con sobras?

  • Reciclaje creativo: Úsalos para rellenar tacos, enchiladas o como base para dips con queso y aguacate.
  • Congelación práctica: Divide en porciones individuales para uso rápido.

Mitos comunes

  • Mito: "Aumentan el colesterol". Realidad: Los frijoles naturales no contienen colesterol. El riesgo surge al usar manteca animal en exceso.
  • Mito: "Pierden nutrientes al refinarse". Realidad: Conservan proteínas y fibra, aunque pueden reducirse minerales si se elimina el caldo de cocción.
Para maximizar beneficios, prepara versiones caseras controladas en sal y grasas, acompañándolas con vegetales frescos.