Carne Tampiqueña: una jugosa pieza de res acompañada de enchiladas, guacamole y frijoles, creando un festín de sabores auténticos. Un deleite mexicano que celebra la tradición. Disfrútalo en Sanborns y siente el sabor de México en cada bocado.
La carne a la tampiqueña es un platillo icónico de la gastronomía mexicana que combina sabores tradicionales con un profundo simbolismo cultural. Su origen se remonta a 1939 en la Ciudad de México, aunque está estrechamente vinculado a la región huasteca y al puerto de Tampico, Tamaulipas.
El creador fue José Inés Loredo, nacido en San Luis Potosí en 1897. A los 13 años migró a Tampico, donde trabajó en restaurantes como el Hotel Imperial y el Café Victoria. Con el tiempo, ocupó cargos públicos como presidente municipal, pero su pasión por la gastronomía lo llevó a fundar el restaurante Tampico Club en 1939 junto a su hermano Fidel Loredo en la Avenida Juárez de la capital mexicana.
Inicialmente llamado "Almuerzo Huasteco", el platillo se servía como desayuno y consistía en cecina (carne seca), enchiladas verdes, frijoles negros y queso fresco. Sin embargo, su popularidad creció tanto que comenzó a consumirse en otros horarios. Por ello, se renombró como "Carne Asada a la Tampiqueña" y se adaptó: sustituyeron la cecina por filete de res por petición de los clientes, y añadieron guarniciones como rajas de chile poblano o arroz.
Cada elemento representa aspectos geográficos y culturales de la Huasteca:
- El plato ovalado: simboliza la forma de la región huasteca.
- La tira de carne: alude al río Pánuco, que atraviesa Tamaulipas.
- Enchiladas verdes: evocan los campos agrícolas de San Luis Potosí y Tamaulipas.
- Frijoles negros: representan la tierra fértil y el petróleo de la zona.
- Queso blanco: simboliza la pureza de los habitantes locales.
El éxito del Tampico Club —abierto las 24 horas— atrajo a políticos, artistas e intelectuales. Con los años, el platillo se adaptó: los frijoles pasaron de ser "de olla" a refritos, y se añadió una tabla de cedro para servirlo. Actualmente, es un referente internacional de la cocina mexicana y se encuentra en restaurantes de todo el mundo.
Aunque asociado a Tampico por su nombre e inspiración geográfica, el platillo nació en la Ciudad de México como homenaje a la región donde José Inés Loredo forjó su carrera. Hoy sigue siendo un tributo gastronómico a la riqueza cultural de la Huasteca.
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